
Los grandes premios de fotografía son muy exigentes con este tipo de manipulaciones y quedan expresamente anotadas en las bases de los mismos. Ya no sólo consiste en que la manipulación pueda hacer que una foto gane enteros de cara a su aspecto estético, sino que los autores, conociendo la normativa, intentan colarsela a los jurados. Además determinadas manipulaciones van en contra de la idiosincrasia de algunos premios de fotoperiodismo, donde los grandes valores de la imagen, no son sólo los estéticos, sino también los informativos y documentales.
La fotograía que pretenda tener caracter documental jamás debe sufrir manipulaciones como esta o como la perpetrada recientemente por José Luis Rodriguez en el Veolia Enviroment Photographer of the Year.