viernes, 10 de diciembre de 2010

El caro precio del aprendizaje.

Cuando uno empieza ahora, con la tecnología digital, en esto de la fotografía, sufre un proceso de adaptación y adecuación a las nuevas tecnologías que podríamos describir de la siguiente forma:

Evidentemente, uno empieza con lo que tiene, y lo que tienes es una compacta pequeñita de 3 megapixels que te compraste en un bazar de Gibraltar para hacerle fotos a tu novia. Cuando quieres hacer fotos de algo que no es tu novia, te das cuenta de que la cámara no hace fotos de lo que tu quieres, sino de lo que hay a los cinco segundos de apretar el disparador ( tu novia esperaba, otras cosas, no).

Ante esta situación lamentable, te planteas comprarte una cámara “buena”. Asesorado por el reponedor de MediaMart, te gastas 400 eurazos en una cámara compacta con un zoom medianito y que te permite trabajar en manual e incluso hacer ficheros RAW. Con esta progresas un poco, ¡buena inversión!, piensas. Estas fotos ya son tratables en el ordenador, la cámara tiene además del modo manual otros 57 modos con los que las fotos salen resultonas.

Te apuntas a un curso de fotografía donde hay ocho tipos con cámars reflex, ves las fotos y... Ooooh! A ti no te salen con esos fondos desenfocados y tu zoom no te deja hacer esos primeros planos tan bonitos. ¡Necesitas una reflex!.

He vendido la compacta a un amigo por 250 euros y me he gastado 600 en una reflex con un objetivo 18-55. La cosa no va bien, tienes una reflex y las fotos son peores que con la compacta que vendiste... Alguien te dice que necesitas un teleobjetivo para hacer esos retratos. Ahí va un 35-300 que te ha costado ¡sólo 250 euros!

Hombre, si pero no, las fotos se parecen pero no es igual. Vendes la cámara de 600 por 400 en una subasta de e-bay y te tiras a la piscina. Lo tuyo es esto, lo que pasa es que la cámara no da para más, sin que se entere tu novia te has comprado una cámra de ¡3000 euros!. ¡Toma ya!, pero no pasa nada, puedes aprovechar todos los objetivos del otro cuerpo.

La cámara de 3000 hace las mismas fotos que la de 600 y además he tenido que comprar otro ordenador por que el que tenia con estos archivos tarda una eternidad...

Un compañero de uno de esos cursos a los que te apuntas te dice que necesitas cambiar de objetivos, así que preguntas por objetivos de gama profesional y... ¡hostia! ¡un 70-200 vale 2500 euros y un 20-35, 1700. ¡Da igual, te los compras!, aunque por el 18-55 y el 35-300 sólo me han dado 150 euros.

Comienzas a hacer fotos con tu flamante equipo de 7200 euros y la cosa va mejorando, pero ¿por qué tus fotos no se parecen a las del National Geographic?. La respuesta está en la última página de la revista donde el fotógrafo aparece con su Canon y... la tuya es Nikon. ¡claro!.

Solucionas. Le vendes el equipo Nikon de 7200 a uno de un curso por 4500 y compro otro Canon de 8000 (sólo 600 euros más que el Nikon), pero es el mismo que lleva el del National Geographic.

Te llavas varios años con ese equipo al que le incorporas otro super angular de 800 euros, flash de 400, y otros 300 en “cositas”. Pero tus fotos siguen sin parecerse a las que ves en las revistas.

Llegado este punto te das cuenta de que tus fotos no son iguales que la del fotógrafo por que tu no eres el fotógrafo...

Con el tiempo compruebas que hay muchos fotógrafos que te gustan, que no son de National Geographic, y que hacen las fotos con cámaras más pequeñas, como aquella compacta de 400 euros que te vendió el del MediaMart, que ahora, al cabo de los años, sabrías manejar bien, pasando de los 57 modos programados y usando los ajustes manuales. Te compras una y a la reflex le compras un 35 fijo y un 120 fijo (2000 euros los dos), y vendes los demás objetivos por 2500. Finalmente tienes el equipo que quieres, que hace las fotos que te gusta. Balance: tengo una compacta buena de 400 euros, una reflex de 3000 con dos objetivos de 2000 (5400 euros en total), y por el camino me he dejado 12550, cursos aparte.