jueves, 16 de diciembre de 2010

Movellán nunca paga.

Ayer, como casi todos los años, celebramos en Cádiz un encuentro con su respectiva comida, los redactores gráficos de los medios. Como no podía ser menos, alguien había avisado a Angel Movellán.

Figura seca, dentadura desvencijada, melena blanca que nace de una cabeza de escasa densidad capilar, apariencia ligeramente curvada por la edad y, como siempre, desde que le conozco, una cámara colgando al hombro.

Todos llegan y le saludan, los que llegamos primero tenemos tiempo de compartir con el viejas batallitas, unas juntos, otras no; unas recientes y otras de antes de que, el que suscribe, hubiera nacido. Por que Angel Movellán es una piedra angular en la fotografía periodística de la provincia y una de las memorias gráficas más completas de este país. En su archivo, y el de su familia, hay negativos con imágenes de nuestra memoria y más allá. El entierro de Manuel de Falla, comparte estantería con la explosión de Cádiz. Entre otros miles de imágenes en acetato de personajes ilustres y acontecimientos memorables, que han sido publicadas en periódicos de todo el mundo siempre a través de, como yo la llamo, “su” agencia EFE.

Me gustaría desde aquí retomar una idea que algunos compañeros ya han dejado caer. Cada año se entregan las Medallas al Mérito en el Trabajo, y creo que una iniciativa de compañeros periodistas, fotógrafos, políticos y entidades para que le fuera concedida esta distinción a Angel Movellán, sería de justicia para reconocer la labor de toda una vida dedicada al fotoperiodismo.

Por que todos sus compañeros le tenemos en estima, por que su cara se ha arrugado detras del objetivo y por que sigue ejerciendo con el compromiso y la ilusión de su primer dia. Por todo eso deberíamos movernos para que se le hiciera un reconocimiento público, y por todo eso y mucho más, nunca le dejamos que pague la comida de Navidad.