jueves, 9 de junio de 2011

¿Una cámara?¿Para qué?

Antes, y no me refiero a los tiempos de maricastañas, un móvil era para llamar y las fotos las hacíamos con la cámara. La revolución digital ha mezclado los conceptos, los teléfonos móviles de la próxima generación nos mantendrán caliente el café mientras nos aparcan el coche.
La gente deja la cámara en casa y sale a la calle con el móvil multitarea. La cámara ya no hace falta, la foto del móvil la puedo retocar en el teléfono y subirla a mi red social favorita en menos de lo que canta un gallo.
Las redes sociales se han llenado de millones de fotos monótonas, todas tratadas con los mismos efectos de las aplicaciones más extendidas, todas iguales. Recordemos que este año el WPP ha dado una mención especial a un reportaje hecho con un iPhone y tratada con Instagram y PhotoEspaña ha montado una exposición en la nube con fotos tomadas con webcams.
En la red, las modas corren como la pólvora y saturan rápidamente el concepto de "novedoso". Muchos somos los que, aún teniendo un móvil con una cámara de 5 Mp. llevamos siempre encima una pequeña cámara para capturar lo que más nos llame la atención. No es sólo ya una cuestión de calidad o de confianza en el resultado, la cámara nos da más juego creativo que el móvil, y sobre todo, aún siendo una cámara pequeña, no pierde el encanto de saber que estamos haciendo una fotografía y que no va a sonar nuestro tono favorito en mitad de una toma.
Kirk Mastin, experto en nuevas tecnologías, dijo que en nuestra sociedad del siglo XXI tenemos una tendencia cada vez mayor a justificar la fealdad camuflándola bajo el paraguas de lo curioso, novedoso o moderno basándonos en el uso de nuevas tecnologías a las que tenemos que dar salida por imposiciones de los mercados y las modas. Algún día nos aburriremos de las fotos hechas con el móvil y de su monotonía, y volveremos a usar la cámara para hacer fotos y el móvil para comunicarnos... Espero.